Diario de un policía nocturno, una recopilación de asombrosas anécdotas

Nicolás Moragues, escritor de 'Diario de un policía nocturno'. Foto: Berta Domingo
Nicolás Moragues es un agente a la Unidad Nocturna de la Policía Local de Palma que decidió plasmar algunas de las historias ocurridas durante la noche palmesana en Diario de un policía nocturno. El autor, movido por su formación como historiador, narra las anécdotas más divertidas, curiosas y asombrosas que han ido sucediendo durante su jornada laboral.
A lo largo de la recopilación, aparecen estrofas de la canción Walk on the wild side de Lou Reed. El policía decidió incluir la letra porque, el día que empezó en el servicio nocturno, fue la primera canción que sonó en la radio.
El autor ha afirmado que decidió empezar a escribir el libro por tres motivos: por defecto profesional, está Doctorado en Historia, por ello, cuando acaba su jornada laboral, redacta las anécdotas más curiosas que ha experimentado. Porque la gente tiene ganas de saber ya que, cuando está entre amigos y familiares, siempre le piden que cuente anécdotas.
Y el tercer motivo es la primera historia que aparece en el libro, El caso ‘Poltergeist’. Al personarse en una calle de Palma se encontró un coche golpeado en medio de la calzada “como si hubiese caído del cielo” y cerca varios vehículos dañados. Lo que ocurrió fue que un conductor, en estado de embriaguez, había enganchado con la bola de remolque de su vehículo a otro y fue dando tumbos en zigzag, dañando a todos los coches que se encontraba a su paso.
En Diario de un policía nocturno hay un total de 41 capítulos, en los que se cuentan muchas historias ocurridas durante la noche palmesana. A continuación presento las más divertidas:
1. ¿Cómo que la culpa es nuestra?
Un coche, en el que todos los ocupantes iban ebrios, giró hacia una calle que estaba prohibida, saltándose un semáforo en rojo y una doble línea continua. Al hacer esa maniobra, colisionaron contra un autobús. Cuando la policía les paró y les informó de todas las imprudencias que habían cometido ellos respondieron, tal y como aparece en el libro, “Pero señor agente, la culpa es del conductor del autobús, que cuando vio que girábamos por donde no debíamos… ¡no frenó! Además, es cierto que andamos muy tomados, más razón aún para que ese chofer frenara, ¡ya que nosotros no estamos en condiciones de conducir”.
2. ¡Qué tú no conoces a mi mujer!
Un señor tuvo un accidente de coche y fue detenido por dar una tasa de alcohol superior a la permitida. Le llevaron a comisaría, después de tomarle los datos, le dijeron que podía irse. Pero él, no quería, entre risas dijo que prefería quedarse a dormir en el calabozo para no encontrarse a su mujer enfadada, que le daban miedo ella y su suegra.
3. Menuda tropa
Esta es una anécdota que le contó un Guardia Civil, él no la vivió. Una familia fue al auto safari de Portocristo cuando, de repente, un elefante metió la trompa por la ventana del coche en busca de comida. El conductor se asustó y subió el cristal, pillándole la trompa al animal. El paquidermo empezó a golpear el coche aquejado del dolor. Después de liberar al elefante, el conductor se fue hasta la entrada del safari. Allí, los trabajadores le dieron una copita de coñac para calmarle el estado de nerviosismo. Al irse se encontró a un control de la Guardia Civil que buscaba a un coche fugado de un accidente, cuando el agente oyó la historia no daba crédito a lo sucedido hasta que lo comprobó.
4. El accidente del coche que se encogió
Un señor llama a la policía porque dice que el automóvil que está aparcado delante del suyo le ha dado un golpe, ambos coches estaban aparcados a la derecha de una calle estrecha. El hombre, que presentaba síntomas de embriaguez, afirmaba que el otro coche había pasado por la acera, rompiéndole el retrovisor derecho, y había aparcado delante de su vehículo. El policía no daba crédito a lo que escuchaba, afirmó que lo que había sucedido es que el señor había tenido un accidente en otro lugar y que luego había aparcado detrás del otro coche para exculparse. Puesto que el motor de su vehículo estaba caliente, el otro frío y su coche aparcado en un vado de una finca comunitaria, por lo que llevaba poco tiempo estacionado ahí.
5. ¿Coche? ¿Qué coche?
Un coche chocó contra una farola y el conductor, que iba ebrio, se metió en un bar para disimular. Cuando salió del local, los testigos avisaron de que él era el conductor. El policía fue y le preguntó si era su vehículo y dijo que no. Le hizo sacar todo lo que tuviese en los bolsillos y encontró una llave de un coche con un mando a distancia que cuando la apretó, se abrió el coche. El conductor, al ver la situación, reconoció que era su automóvil.
Berta Domingo
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